Una Carta del Obispo John McRaith
Consideren la adopción espiritual de los niños no nacidos. ¡Con cada uno de nosotros cumpliendo nuestro papel, la vida saldrá victoriosa!
Mis queridos amigos,
En 1973, cuando la decisión desafortunada de Roe vs. Wade fue aprobada por el tribunal supremo para legalizar el aborto en nuestro país, poco pensaba jamás que permanecería como la ley tantos años después. Esa decisión fatídica nos sigue desafiando mientras tratamos de trastornarla.
Se queda claro que es un asunto de la vida que toca al fondo nuestro compromiso nacional a la vida, la libertad y la justicia para todos. Durante estos treinta-y-dos años, hemos atestigado a más de 40 millones de abortos de bebés quienes nunca vivieron para disfrutar del compromiso. Con certeza hay algo errado si un país se llamaría cristiano y al mismo tiempo permitiría que esta injusticia continuase año tras año. Para hacer cosas peores, estos hermanas y hermanos son absolutamente los más indefensos de todos. Cómo nosotros unidos como la nación que somos podemos continuar a cometer tales actos de violencia y todavía comprometernos a la vida, la libertad y la justicia para todos resulta demasiado para la imaginación.
Sabemos que hay bastante cristianos que sostienen esta tragedia horrorosa, y muchos de ellos son católicos. Esto simplemente no me tiene sentido. Existen muchas injusticias en nuestra sociedad, pero el aborto se niega a cualquier esperanza para que estos pequeños bebés puedan experimentar la vida afuera del vientre materno. Todos los derechos humanos son denegados a estos infantes, una injusticia que previene que nos hagamos un país o un mundo más justo y más sosegado.
Se dice frequentemente, ‘No hay nada que hacer ahora sino orar.’ Decimos esta frase cuando enfrentamos otras tragedias como el hambre, la indigencia, la guerra, y la violencia en nuestros hogares, en las calles y en las regiones alejadas de los EE.UU. La decimos cuando somos enfrentados con una enfermedad grave o la muerte dentro de la familia. Entonces, ahora declaro si hemos de transformar esta cultura de la muerte en una cultura de la vida, como nuestro Papa nos ha llamado a hacer tantas veces, no nos queda nada para hacer sino orar para acabar con el aborto. Sé que hay otras cosas importantes que podemos y debemos continuar a intentar hacer, pero al fin y al cabo derrocar Roe vs. Wade es un asunto de ilustrar a los corazones de la gente para que se den cuenta de que todos tienen el derecho de experimentar la vida.
El único consuelo que encuentro es aunque la ley permite que los malaconsejados tomen las vidas físicas de estos pequeños niños, Dios asegurará que tienen la vida eterna. Por eso, alabamos y glorificamos a nuestro Dios tan misericordioso. Mientras tanto, tenemos que hacer todo en nuestro alcance para cambiar la manera en que tratamos a los no nacidos indeseados, y sugiero que debamos de hacerlo por la oración, la penitencia y el sacrificio.
A menudo leo las ideas de la gente en cuanto a la realización de la ilegalización del aborto por la oración, la penitencia y el sacraficio. Los obispos de los EE.UU. han publicado varias declaraciones implorando a cada uno de nosotros a orar y hacernos más envueltos en esta lucha. A veces cosas agarran la atención y lo siguiente es una idea que agarró la mía. Esta sugerencia es algo en que cada uno de nosotros puede participar. Seamos jóvenes o viejos, ricos o pobres, los maltratados o los que maltratan, todos podemos formar parte de esto. La sugerencia sólo toma diez segundos que resulta más corto que el tiempo que me tomó escribir esta línea de la carta. Es un asunto entre Dios y cada individuo –no hay cifras sobre que discutir. Es la esperanza que la oración abajo nos surja a la mente diariamente, y tal vez varias veces al día, porque somos llamados a orar por el fin de esta maldad increíble en medio de nosotros. Podemos compartir con todos que rezamos la oración o lo podemos guardar. Sin embargo, sugeriría que compartiésemos nuestro compromiso a la oración con otros para recordarles de la malicia que trae toda la injusticia a los hijos de Dios –especialmente los más pequeños todavía no nacidos.
Después de leer lo siguiente, simplemente les pido que piensen seriamente en juntarse con este atento a llevar la justicia –y así la vida- a todos los no nacidos. Sólo tengan en cuenta los 40 millones de abortos y prometan a intentar ser fiel a los diez segundos o más de la oración diaria.
Esta es una propuesta del comité diocesano Evangelio de la Vida (Diocesan Gospel of Life Committee):
Oren para avanzar el evangelio de la vida.
“¿Buscas un programa sencillo y positivo en lo cual su parroquia entera, desde los más jóvenes hasta los ancianos, pueden participar para avanzar la cultura de la vida? Consideren la adopción espiritual de los niños no nacidos. Este programa es una manera eficaz para contrariar el mensaje opositor a la vida, para fortalecer nuestras creencias católicas y para enseñar el poder asombroso de la oración. La adopción espiritual permite que los participantes adopten espiritualmente a un niño y a una madre. También les permite orar por la madre y su niño quienes son enfrentados con un embarazamiento en crisis. Los participantes rezan una oración breve de diez segundos diariamente por 9 meses para que el bebé no nacido, reconocido por Dios como en peligro del aborto, y su madre será apoyada y recibirá fuerza de estas oraciones intercesorias.
“El comité diocesano Evangelio de la Vida promueve este programa y sugiere que las parroquias comiencen el compromiso a la oración el 25 de marzo, la fiesta de la Anunciación, y que cumplan los nueve meses de oración durante las Navidades. (Fijaos: La fiesta se celebrará el 4 de abril porque en 2005 el 25 de marzo es el Viernes Santo.)
“Alentamos a las parroquias a mostrar carteles apacibles e interesantes que cuentan el desarrollo del bebé. Estos carteles pueden interesar y ayudar a los niños y a las familias jóvenes mientras miran el progreso mensual de sus bebés. Al final del periodo de nueve meses, la parroquia podría celebrar el nacimiento de sus bebés adoptados espiritualemente con una fiesta en honor del bebé. Todos los regalos recaudados en la fiesta se pueden regalar a “Birthright” o se pueden incorporar en el proyecto de donación de la Navidad parroquial. Se puede organizar el programa de adopción espiritual por el comité de asuntos sociales, el comité de la vida familial, vuestra clase de confirmación o vuestro grupo juvenil.
“Si el programa de la oración les interesa para su parroquia, contáctense con su párroco o con el comité Evangelio de la vida en el Centro Pastoral (Richard Murphy, 270-683-1545, ext. 143) para conseguir estampas y carteles. ¡Con cada uno de nosotros cumpliendo su papel, la vida saldrá victoriosa!”
Tanto como la propuesta acaba con las palabras, “¡Con cada uno de nosotros cumpliendo su papel, la vida saldrá victoriosa!” también espero que consideren el programa y se junten con los millones de otros en oración así que seremos victoriosos.
Sinceramente en Cristo,
El Sumamente Reverendo John J. McRaith
Obispo de la diócesis de Owensboro
Consideren la adopción espiritual de los niños no nacidos. ¡Con cada uno de nosotros cumpliendo nuestro papel, la vida saldrá victoriosa!
Mis queridos amigos,
En 1973, cuando la decisión desafortunada de Roe vs. Wade fue aprobada por el tribunal supremo para legalizar el aborto en nuestro país, poco pensaba jamás que permanecería como la ley tantos años después. Esa decisión fatídica nos sigue desafiando mientras tratamos de trastornarla.
Se queda claro que es un asunto de la vida que toca al fondo nuestro compromiso nacional a la vida, la libertad y la justicia para todos. Durante estos treinta-y-dos años, hemos atestigado a más de 40 millones de abortos de bebés quienes nunca vivieron para disfrutar del compromiso. Con certeza hay algo errado si un país se llamaría cristiano y al mismo tiempo permitiría que esta injusticia continuase año tras año. Para hacer cosas peores, estos hermanas y hermanos son absolutamente los más indefensos de todos. Cómo nosotros unidos como la nación que somos podemos continuar a cometer tales actos de violencia y todavía comprometernos a la vida, la libertad y la justicia para todos resulta demasiado para la imaginación.
Sabemos que hay bastante cristianos que sostienen esta tragedia horrorosa, y muchos de ellos son católicos. Esto simplemente no me tiene sentido. Existen muchas injusticias en nuestra sociedad, pero el aborto se niega a cualquier esperanza para que estos pequeños bebés puedan experimentar la vida afuera del vientre materno. Todos los derechos humanos son denegados a estos infantes, una injusticia que previene que nos hagamos un país o un mundo más justo y más sosegado.
Se dice frequentemente, ‘No hay nada que hacer ahora sino orar.’ Decimos esta frase cuando enfrentamos otras tragedias como el hambre, la indigencia, la guerra, y la violencia en nuestros hogares, en las calles y en las regiones alejadas de los EE.UU. La decimos cuando somos enfrentados con una enfermedad grave o la muerte dentro de la familia. Entonces, ahora declaro si hemos de transformar esta cultura de la muerte en una cultura de la vida, como nuestro Papa nos ha llamado a hacer tantas veces, no nos queda nada para hacer sino orar para acabar con el aborto. Sé que hay otras cosas importantes que podemos y debemos continuar a intentar hacer, pero al fin y al cabo derrocar Roe vs. Wade es un asunto de ilustrar a los corazones de la gente para que se den cuenta de que todos tienen el derecho de experimentar la vida.
El único consuelo que encuentro es aunque la ley permite que los malaconsejados tomen las vidas físicas de estos pequeños niños, Dios asegurará que tienen la vida eterna. Por eso, alabamos y glorificamos a nuestro Dios tan misericordioso. Mientras tanto, tenemos que hacer todo en nuestro alcance para cambiar la manera en que tratamos a los no nacidos indeseados, y sugiero que debamos de hacerlo por la oración, la penitencia y el sacrificio.
A menudo leo las ideas de la gente en cuanto a la realización de la ilegalización del aborto por la oración, la penitencia y el sacraficio. Los obispos de los EE.UU. han publicado varias declaraciones implorando a cada uno de nosotros a orar y hacernos más envueltos en esta lucha. A veces cosas agarran la atención y lo siguiente es una idea que agarró la mía. Esta sugerencia es algo en que cada uno de nosotros puede participar. Seamos jóvenes o viejos, ricos o pobres, los maltratados o los que maltratan, todos podemos formar parte de esto. La sugerencia sólo toma diez segundos que resulta más corto que el tiempo que me tomó escribir esta línea de la carta. Es un asunto entre Dios y cada individuo –no hay cifras sobre que discutir. Es la esperanza que la oración abajo nos surja a la mente diariamente, y tal vez varias veces al día, porque somos llamados a orar por el fin de esta maldad increíble en medio de nosotros. Podemos compartir con todos que rezamos la oración o lo podemos guardar. Sin embargo, sugeriría que compartiésemos nuestro compromiso a la oración con otros para recordarles de la malicia que trae toda la injusticia a los hijos de Dios –especialmente los más pequeños todavía no nacidos.
Después de leer lo siguiente, simplemente les pido que piensen seriamente en juntarse con este atento a llevar la justicia –y así la vida- a todos los no nacidos. Sólo tengan en cuenta los 40 millones de abortos y prometan a intentar ser fiel a los diez segundos o más de la oración diaria.
Esta es una propuesta del comité diocesano Evangelio de la Vida (Diocesan Gospel of Life Committee):
Oren para avanzar el evangelio de la vida.
“¿Buscas un programa sencillo y positivo en lo cual su parroquia entera, desde los más jóvenes hasta los ancianos, pueden participar para avanzar la cultura de la vida? Consideren la adopción espiritual de los niños no nacidos. Este programa es una manera eficaz para contrariar el mensaje opositor a la vida, para fortalecer nuestras creencias católicas y para enseñar el poder asombroso de la oración. La adopción espiritual permite que los participantes adopten espiritualmente a un niño y a una madre. También les permite orar por la madre y su niño quienes son enfrentados con un embarazamiento en crisis. Los participantes rezan una oración breve de diez segundos diariamente por 9 meses para que el bebé no nacido, reconocido por Dios como en peligro del aborto, y su madre será apoyada y recibirá fuerza de estas oraciones intercesorias.
“El comité diocesano Evangelio de la Vida promueve este programa y sugiere que las parroquias comiencen el compromiso a la oración el 25 de marzo, la fiesta de la Anunciación, y que cumplan los nueve meses de oración durante las Navidades. (Fijaos: La fiesta se celebrará el 4 de abril porque en 2005 el 25 de marzo es el Viernes Santo.)
“Alentamos a las parroquias a mostrar carteles apacibles e interesantes que cuentan el desarrollo del bebé. Estos carteles pueden interesar y ayudar a los niños y a las familias jóvenes mientras miran el progreso mensual de sus bebés. Al final del periodo de nueve meses, la parroquia podría celebrar el nacimiento de sus bebés adoptados espiritualemente con una fiesta en honor del bebé. Todos los regalos recaudados en la fiesta se pueden regalar a “Birthright” o se pueden incorporar en el proyecto de donación de la Navidad parroquial. Se puede organizar el programa de adopción espiritual por el comité de asuntos sociales, el comité de la vida familial, vuestra clase de confirmación o vuestro grupo juvenil.
“Si el programa de la oración les interesa para su parroquia, contáctense con su párroco o con el comité Evangelio de la vida en el Centro Pastoral (Richard Murphy, 270-683-1545, ext. 143) para conseguir estampas y carteles. ¡Con cada uno de nosotros cumpliendo su papel, la vida saldrá victoriosa!”
Tanto como la propuesta acaba con las palabras, “¡Con cada uno de nosotros cumpliendo su papel, la vida saldrá victoriosa!” también espero que consideren el programa y se junten con los millones de otros en oración así que seremos victoriosos.
Sinceramente en Cristo,
El Sumamente Reverendo John J. McRaith
Obispo de la diócesis de Owensboro
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